Pese a prohibiciones, como en Budapest; y para denunciar, como en la Ciudad de México y París, la “internacional reaccionaria”, miles salieron a las calles a ondear la bandera del arcoiris.
En vez de exigir un drenaje moderno, las autoridades lo permiten de pésima calidad para ahorrarle costos a los cárteles inmobiliarios. La corrupción en marcha